La programación europea ya representa el 30% del catálogo de Netflix en casi todos los países de la UE. Esta es la principal conclusión de un estudio de la consultora Ampere Analytics, que asegura que dicha incorporación de contenido local a su catálogo se ha acelerado de manera especial durante los primeros meses de este año.
A finales de diciembre de 2021, tan solo 16 de los 27 mercados europeos alcanzaban esa cifra. En la actualidad solo Bélgica, Francia, Irlanda, Suiza y Reino Unido están por debajo de ese porcentaje, aunque cerca de alcanzarlo. La famosa cuota europea, de obligado cumplimiento para el cine y la televisión desde hace años, comienza a tomar cuerpo en un sector, el del streaming, que ha provocado una de las mayores disrupciones del audiovisual.
En el año 2018 la Unión Europea sancionó para exigirle a todas las plataformas de contenido audiovisual contar con al menos un 30% de contenido de producción europea dentro de su catálogo. Netflix es la principal plataforma de streaming que en la mayor parte de los países europeos cumple con aquella normativa regional. En esta misma línea le siguen con números similares Amazon y HBO Max, mientras que en el último lugar con una cuota que ronda el 10% se encuentra la plataforma estadounidense Disney +.

Las plataformas de streaming revolucionaron el mundo del entretenimiento concentrando en una aplicación un sinfín de películas, series y documentales de diversos países. De esta manera destronaron a los medios tradicionales de cine y televisión dirigidos por la industria hollywoodense.
El principal objetivo de dicha medida apunta a promover la diversidad cultural de los contenidos audiovisuales. No solo consta en cumplir con un 30% de contenido europeo sino también de un 15% de material en la lengua oficial de los distintos estados y un 6% en alguna lengua cooficial. A su vez, una nueva obligación por parte de las plataformas digitales implica reinvertir el 5% de los ingresos de explotación en la financiación de contenido europeo. Dicha norma da lugar a la competencia de los productores europeos frente al gran mercado anglosajón líder en la industria audiovisual. Permite la incorporación de contenido local, independiente y de producciones pequeñas.
